jueves, 10 de septiembre de 2009

Joaquín Sabina - 19 días y 500 noches

Ahora que nos besamos tan despacio,
ahora que aprendo bailes de salón,
ahora que una pensión es un palacio,
donde nunca falta espacio
para más de un corazón…
Ahora que las floristas me saludan,
ahora que me doctoro en lencería,
ahora que te desnudo y me desnudas,
y, en la estación de las dudas,
muere un tren de cercanías…
Ahora que nos quedamos en la cama,
lunes, martes y fiestas de guardar,
ahora que no me acuerdo del pijama,
ni recorto el crucigrama,
ni me mato si te vas.
Ahora que tengo un alma
que no tenía.
Ahora que suenan palmas
por alegrías.
Ahora que nada es sagrado
ni, sobre mojado,
llueve todavía.
Ahora que hacemos olas
por incordiar.
Ahora que está tan sola
la soledad.
Ahora que, todos los cuentos,
parecen el cuento
de nunca empezar.
Ahora que ponnos otra y qué se debe,
ahora que el mundo está recién pintado,
ahora que las tormentas son tan breves
y los duelos no se atreven
a dolernos demasiado…
Ahora que está tan lejos el olvido,
ahora que me perfumo cada día,
ahora que, sin saber, hemos sabido
querernos, como es debido,
sin querernos todavía…
Ahora que se atropellan las semanas,
fugaces, como estrellas de Bagdad,
ahora que, casi siempre, tengo ganas
de trepar a tu ventana
y quitarme el antifaz.
Ahora que los sentidos
sienten sin miedo.
Ahora que me despido
pero me quedo.
Ahora que tocan los ojos,
que miran las bocas,
que gritan los dedos.
Ahora que no hay vacunas
ni letanías.
Ahora que está en la luna
la policía.
Ahora que explotan los coches,
que sueño de noche,
que duermo de día.
Ahora que no te escribo
cuando me voy.
Ahora que estoy más vivo
de lo que estoy.
Ahora que nada es urgente,
que todo es presente,
que hay pan para hoy.
Ahora que no te pido
lo que me das.
Ahora que no me mido
con los demás.
Ahora que, todos los cuentos,
parecen el cuento
de nunca empezar.

Para Maite y Sergio, por tantas risas

Título: Ahora que
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Paco Bastante y Pancho Varona
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)







Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks,
en vez de fingir,
o, estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.
De pronto me vi,
como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.
Tenían razón
mis amantes
en eso de que, antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez,
yo quería quererla querer
y ella no.
Así que se fue,
me dejó el corazón
en los huesos
y yo de rodillas.
Desde el taxi,
y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos…
uno por mejilla.
Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina,
y, por esas ventas
del fino Laina,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
con la cocaína,
volviéndome loco,
derrochando
la bolsa y la vida
la fuí, poco a poco,
dando por perdida.
Y eso que yo,
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Dijo hola y adiós,
y, el portazo, sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que, así,
se vengaba, a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón,
¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa…
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.
Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato,
y, fui, tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que, ayer, el portero,
me echó del casino
de Torrelodones.
Qué pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento,
en el mismo momento
que ella me lo mande.
Y eso que yo,
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va, en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que, tardé, en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Y regresé…etc.

A la “muchacha de ojos tristes”, por si le roba una sonrisa

Título: 19 Días y 500 Noches
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)





Tenía los pies diminutos,
y, unos, ojos, color verde marihuana,
a los catorce fue reina del instituto,
el curso que repetí,
las del octavo derecha dijeron:
“otra que sale rana”,
cuando, en “Crónicas Marceianas”, la vieron
haciendo streap-tease.
En sus quimeras de porcelanosa
conquistaba a Al Pacino,
los de “el Rayo”… no éramos gran cosa
para su merced,
si, la chiquita de Mariquita Pérez,
tuviera un buen padrino,
los productores, que saben de mujeres,
le darían un papel.
Pezón de fresa, lengua de caramelo,
corazón de bromuro,
supervedette, puta de lujo, modelo,
estrella de culebrón,
había futuro, en las pupilas hambrientas
de los hombres maduros,
enamorarse, un poco más de la cuenta,
era una mala inversión.
Debutó de fulana de tal
en un vil melodrama,
con sus veinte minutos de fama
retiró a su mamá,
el guión le exigía, cada vez, más
escenas de cama,
todavía, por Vallecas, la llaman:
Barbi Superestar.
La noche antes de la noche de bodas
arrojó la toalla,
el novio, con un frac pasado de moda,
enviudó ante el altar,
mientras, Barbi, levitaba, en la Harley
de un chulo de playa,
que, entre el Tarot, Corto Maltés y Bob Marley,
le propuso abortar.
Al infierno se va por atajos,
jeringas, recetas.
Ayer, hecho un pingajo,
me dijo, en el “tigre” de un bar:
“¿Dónde está la canción, que, me hiciste,
cuando eras poeta?”
“Terminaba tan triste
que nunca la pude empezar”.
Por esos labios, que sabian a puchero
de pensiones inmundas,
habría matado yo, que, cuando muero,
ya nunca es por amor.
Se masticaba, en los billares, que, el Rayo,
había bajado a segunda,
por la M-30, derrapaba el caballo
de la desilusión.
Debutó de fulana de tal
en un vil melodrama,
con sus veinte minutos de fama
retiró a su mamá,
el guión le exigía, cada vez, más
escenas de cama,
por Vallecas, ya nadie la llama:
Barbi Superestar.

Título: Barbi Superestar
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)





Si, a media noche, por la carretera
que te conté,
detrás de una gasolinera
donde llené,
te hacen un guiño unas bombillas
azules, rojas y amarillas,
pórtate bien
y frena.
Y, si la Magdalena
pide un trago,
tú la invitas a cien
que yo los pago.
Acércate a su puerta y llama
si te mueres de sed,
si ya no juegas a las damas
ni con tu mujer.
Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva
la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.
Dueña de un corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró
la Magdalena.
Si estás más solo que la luna,
déjate convencer,
brindando a mi salud, con una
que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
el doble de lo que te pida
dale por sus favores,
que, en casa de María de Magdala,
las malas compañías son las mejores.
Si llevas grasa en la guantera
u un alma que perder,
aparca, junto a sus caderas
de leche y miel.
Entre dos curvas redentoras
la más prohibida de las frutas
te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras.
Con ese corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella,
Y nunca le cobró
la Magdalena.

Título: Una canción para la Magdalena
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Pablo Milanés
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)




Veinte años cosidos a retazos
de urgencias, disimulos y rutinas,
veinte años cumplidos, en mis brazos,
con la carne del alma de gallina.
Veinte años de príncipes azules
que se marchaban antes de llegar,
veinte tangos de Manzi en los baúles,
veinte siglos sin cartas de papá.
De González Catán, en colectivo,
a la cancha de Boca, por Laguna,
va soñando -”Hoy ganamos el partido”-
la niña de los ojos de la luna.
Los muchachos de “la doce” más violentos,
cuando la “junan”, en la Bombonera,
le piden, a la Virgen de los Vientos,
que, le levante, a Paula, la pollera.
Veinte años de mitos mal curados
dibujando dieguitos y mafaldas,
veinte vidas hubiera yo tardado
en contar los lunares de su espalda.
Le debo una canción y algunos besos
que valen más que el oro del Perú,
sus huesos son sobrinos de mis huesos,
sus lágrimas los clavos de mi cruz.
De González Catán, en colectivo,
a la cancha de Boca, por Laguna,
va soñando -”Hoy ganamos el partido”-
la “jermu” que me engaña con la luna.
Alguna vez harán un monumento
los de la barra brava a mi “bostera”,
y, una ermita, a la Virgen de los Vientos,
que, le levanta, a Paula la pollera.
De González Catán a Tirso de Molina, qué trajin,
de España a la Argentina, qué meneo
qué vaivén, qué ajetreo
qué mareo, qué ruina
¿y por culpa de quién?
del amor de una mina,
¿y total para qué?
si, al final, se rajó con un pibe,
que le prohibe a mi ex
ir a verme al Gran Rex,
cuando estoy de visita,
no sea que Paulita se ponga a llorar,
al oír su milonga,
no sea que a Paulita le dé por bailar,
al compás de la conga
y vuelva enfermita a González Catán
y no se reponga
y se ponga más loca de lo habitual,
bendita pollera,
menuda bandera para una canción
¡y que delantera!
aquel año Boca salió campeón,
de la Bombonera,
ninguna bostera se puede quejar
aunque le sobre razón, si
pinta remeras con el corazón
y con las caderas,
le toca a Palermo tocar el balón,
“la doce” se altera,
le toca al gallego tocar este son…
para una bostera
el año que Boca salió campeón,
en la Bombonera.

Título: Dieguitos y Mafaldas
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)


A mis cuarenta y diez,
cuarenta y nueve dicen que aparento,
más antes que después,
he de enfrentarme al delicado momento
de empezar a pensar
en recogerme, de sentar la cabeza,
de resignarme a dictar testamento
(perdón por la tristeza).
Para que mis allegados, condenados
a un ingrato futuro,
no sufran lo que he sufrido, he decidido
no dejarles ni un duro,
sólo derechos de amor,
un siete en el corazón y un mar de dudas,
a condición de que no
los malvendan, en el rastro, mis viudas.
Y, cuando, a mi Rocio,
le escueza el alma y pase la varicela,
y, un rojo escalofrío,
marque la edad del pavo de mi Carmela,
tendrán un mal ejemplo, un hulla hop
y un D’Artacán que les ladre,
por cada beso que les regateó
el fanfarrón de su padre.
Pero sin prisas, que, a las misas
de réquiem, nunca fui aficionado,
que, el traje de madera, que estrenaré,
no está siquiera plantado,
que, el cura, que ha de darme la extremaunción,
no es todavía monaguillo,
que, para ser comercial, a esta canción
le falta un buen estribillo.
Desde que salgo con la pálida dama
ando más muerto que vivo,
pero dormir el sueño eterno en su cama
me parece excesivo,
y, eso que nunca he renunciado a buscar,
en unos labios abiertos,
dicen que hay besos de esos que, te los dan,
y resucitan a un muerto.
Y, si a mi tumba, os acercáis de visita,
el día de mi cumpleaños,
y no os atiendo, esperádme, en la salita,
hasta que vuelva del baño.
¿A quién le puede importar,
después de muerto, que uno tenga sus vicios…?
el día del juicio final
puede que Dios sea mi abogado de oficio.
Pero sin prisas, que, a las misas
de réquiem, nunca fui aficionado,
que, el traje de madera, que estrenaré,
no está siquiera plantado,
que, el cura, que ha de darme la extremaunción,
no es todavía monaguillo,
que, para ser comercial, a esta canción
le falta un buen estribillo.

Para Isabel, con devoción

Título: A mis cuarenta y diez
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina y Oliver
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)





Me adelantó un talón de setecientas,
más gastos, sin contar otras quinientas
en fichas del casino,
mi último tren llegaba con retraso,
así que decidí aceptar el caso
de la rubia platino.
Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la secreta por tenencia,
extorsión y líos de faldas,
estaba, como buen ex-policía,
a sueldo de un pez gordo, que sabia
cubrirse las espaldas.
Ninguna zorra vale ese dinero,
pensé, mientras dejaba mi sombrero
nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero movía
el culo, con un swing, que derretía
el hielo de las copas.
Cuando salió, por fin, del reservado,
sentí que las campanas del pasado
repicaban a duelo,
la última vez que oí esa melodía
me recetaron tres años y un día,
más IVA, en la Modelo.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
me daban diez de los grandes por el caso
de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas
salen más caros cuando los regalan
y huelen a fracaso,
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena
y el caso era un gran caso.
En un bistró, del puerto de Marsella
nos fuimos demorando, entre botella
y botella de Oporto:
-”Los que pusieron precio a tu cabeza-
le dije exagerando su belleza,
- se habían quedado cortos”-
Puede que me estuviera enamorando,
porque, antes del café, cambié de bando,
de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto, con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama
y su hijo un caballero.
Ni siquiera, señores del jurado,
padezco, como alega mi abogado,
locura transitoria.
Disparé al corazón que yo quería,
con premeditación, alevosía
y más pena que gloria.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
diez de los grandes por seguirle, los pasos,
a la rubia platino.
Para volver a ser alguien, en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso
de la rubia platino.
Para no ser un cadáver, en el tranvía,
aparte de tener gramática parda
hay que saber, que las faldas, son una lotería;
con luz de gas brilló mi lámpara de Aladino…
me daban diez de los grandes
por el caso de la rubia platino.

Título: El caso de la rubia platino
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina, Alejo Stivel y Berro
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)


Cuando se despertó,
no recordaba nada
de la noche anterior,
“demasiadas cervezas”,
dijo, al ver mi cabeza,
al lado de la suya, en la almohada…
y la besé otra vez,
pero ya no era ayer,
sino mañana.
Y un insolente sol,
como un ladrón, entró
por la ventana.
El día que llegó
tenía ojeras malvas
y barro en el tacón,
desnudos, pero extraños,
nos vio, roto el engaño
de la noche, la cruda luz del alba.
Era la hora de huir
y se fue, sin decir:
“llámame un día”.
Desde el balcón, la vi
perderse, en el trajín
de la Gran Vía.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que la vio
donde habita el olvido.
La pupila archivó
un semáforo rojo,
una mochila, un peugeot
y aquellos ojos
miopes
y la sangre al galope
por mis venas
y una nube de arena
dentro del corazón
y esta racha de amor
sin apetito.
Los besos que perdí,
por no saber decir:
“te necesito”.
Y la vida siguió,
como siguen las cosas que no
tienen mucho sentido,
una vez me contó,
un amigo común, que la vio
donde habita el olvido.

Para Zulema Katz y Paco Urondo, que habitan en la memoria.

Título: Donde habita el olvido
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina, Pancho Varona
Música: Joaquín Sabina, Antonio García de Diego y Pancho Varona
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)




Este bálsamo no cura cicatrices,
esta rumbita no sabe enamorar,
este rosario de cuentas infelices
calla más de lo que dice
pero dice la verdad.
Este almacén de sábanas que no arden,
este teléfono sin contestador,
la llamaré mañana, hoy se me hizo tarde,
esta forma tan cobarde
de no decirnos que no.
Este contigo, este sin ti tan amargo,
este reloj de arena del arenal,
esta huelga de besos, este letargo,
estos pantalones largos
para el viejo Peter Pan.
Esta cómoda sin braguitas de Zara,
el tour del Soho desde un rojo autobús,
estos ojos que no miden ni comparan
ni se olvidan de tu cara
ni se acuerdan de tu cruz.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.
Esta paya tan lejos de su gitano,
este penal del Puerto sin vis a vis,
esta guerra civil, este mano a mano,
estos moros y cristianos,
este muro de Berlín.
Este virus que no muere ni nos mata,
esta amnesia en el cielo del paladar,
la limusina del polvo por Manhattan,
el invierno en Mar del Plata,
los versos del Capitán.
Este hacerse mayor sin delicadeza,
esta espalda mojada de moscatel,
este valle de fábricas de tristeza,
esta espuma de certeza,
esta colmena sin miel.
Este borrón de sangre y de tinta china,
este baño sin rimmel ni nembutal,
estos huesos que vuelven de la oficina,
dentro de una gabardina
con manchas de soledad.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos nos sobran los motivos.

Para la Zubi, con desesperanza

Título: Cerrado por derribo
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)




Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó,
esta mala ventura, esta contradanza,
este tráiler de mudanzas,
con los muebles del amor.
Esta campana herida en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas, este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tus caderas,
este payaso que ya no hace reír,
este arrabal sin grillos en primavera,
ni espaldas con cremallera,
ni anillos de presumir.
Este dulce de leche contaminado,
este perro andaluz sin domesticar,
este orgullo de principe destronado,
esta esquina del pecado,
esta ruina de Don Juan.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos
nos sobran los motivos.
Esta necesidad de necesitarte,
este llamarte sin quererte llamar,
este olvidarme del deber de olvidarte,
este lunes, este martes
y el miércoles que vendrá.
Esta lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de Barba Azul,
que poco rato dura la vida eterna
por el túnel de tus piernas
entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra húerfana y delirante,
con su terco knock knockin’ on heaven’s door,
estos dedos que dejan caer un guante,
delicado y transhumante,
a los pies de un trovador.
Este Land Rover aparcado en tu puerta,
la rueca de Penélope, el Luna Park,
este sueño que sueña que se despierta,
esta caracola muerta
sin la gramola del mar.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir “condios” a los dos
nos sobran los motivos.

Título: Nos sobran los motivos
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Alejo Stivel
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)


Mi primera mujer era una arpia,
pero, muchacho,
el punto del gazpacho.
joder si lo tenía,
se llamaba… digamos que Sofía.
Un mal día
me puso las maletas
a los pies de la estatua de un poeta,
que está, inmortalizado
en su glorieta.
Después de, no se asombren,
registrar, a su nombre,
mi chalet adosado,
mi visa, mi pasado,
su prisa y su futuro,
dejándome tirado
y sin un duro.
La gota que colmó,
damas y caballeros,
el vaso de su amor,
fue de colesterol.
Harto, tras dos infartos,
de acercarme al tercero…
al sístole y al diástole
de mi corazón
le puse un marcapasos,
que andaba con retraso,
haciendo interferencias
en la frecuencia
del televisor.
Desde que la perdí
hasta hoy, pobre de mí,
cada vez más borracho,
ruedo de mostrador
en mostrador:
Jefe: ¿tienen gazpacho?
Pero… qué hermosa era
cuando iba de mi brazo por la acera,
¿ustedes me han mirado?,
pedirle a ese bombón que me quisiera
¿no les parece que era
pedirle demasiado?
Mi segunda mujer
era una bruja
y yo, tan mamarracho, que besaba
el suelo que pisaba.
Se llamaba… digamos que Maruja.
Aquel día
volví pronto del tajo,
y, en mi cama,
debajo
de un idiota,
una dama,
en pelotas,
se lo hacía.
Y yo que nunca había
estado en una orgía,
quitándome las botas,
me dije: “ésta es la mía”,
y tanto que lo era,
la del tacón de aguja
era Maruja.
“Entre ese idiota y yo,
cual Júpiter tronante,
tú eliges” dije yo,
¿que qué me contestó?
sin dudarlo un instante,
“me voy con el idiota”.
Y ustedes, que creían,
que el idiota era yo,
pues no,
la muy pendón
se iba y se venía,
poniéndose las botas,
con el menos idiota
de los dos.
Y ¿saben qué les digo?
aquel idiota y yo
nos hicimos amigos,
el día que Maruja nos dejó…
por otro idiota.
Pero… qué hermosas eran
mi segunda mujer y la primera.
¿Ustedes me han mirado?
pedirles, además, que me quisieran,
¿no les parece que era
pedirles demasiado?
Mi tercera mujer era, señores
de todos los amores
que he perdido
el que más me ha dolido.
¿adivinan? Se llamaba Dolores.
Pero, el día
de mi cumple, mi amorcito
me dijo: “Aunque eres malo,
Joaquinito,
te traigo, de regalo,
un regalito”
Con su santa inconsciencia
se declaró en estado,
y yo, que había jurado
morir sin descendencia,
como murió mi padre,
a la futura madre,
consternado:
“¡Hay dolores que matan!”
le grité dolorido
“¿Y no se te ha ocurrido
pensar que tu marido
hubiera preferido
otra corbata?”
Fue niña, niña pija,
¡ni siquiera varón!.
Por fin, con veinte años,
se la llevó un extraño,
y no perdí una hija,
gané un cuarto de baño.
¡Con perdón!
Sofía me aliñaba,
Maruja me adornó,
ya solo me faltaba
tomar clases de parto sin dolor
y con Dolores.
Pero… qué hermosas eran las tres,
y, sobre todo, la tercera
¿Ustedes me han mirado?
pedirles, además, que me quisieran
¿No les parece que era
pedirles demasiado?

Título: Pero qué hermosas eran
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)



Academia de corte y confección,
sabañones, aceite de ricino,
gasógeno, zapatos topolino,
“el género dentro por la calor”.
Para primores galerías Piquer,
para la inclusa niños con anginas,
para la tisis caldo de gallina,
para las extranjeras Luis Miguel.
Para el socio del limpia un carajillo,
para el estraperlista dos barreras,
para el Corpus retales amarillos
que aclaren el morao de las banderas.
Tercer año triunfal, con brillantina,
los señoritos cierran “Alazán”,
y, en un barquito, Miguel de Molina,
se embarca, caminito de ultramar.
Habían pasado ya los nacionales,
habían rapado a la “señá” Cibeles,
cautivo y desarmado
el vaho de los cristales.
A la hora de la zambra, en “Los Grabieles”,
por Ventas madrugaba el pelotón,
al día siguiente hablaban los papeles
de Celia, de Pemán y del bayón.
Enseñando las garras de astracán,
reclinaba en la barra de “Chicote”,
la “bien pagá” derrite, con su escote,
la crema de la intelectualidad.
Permanén, con rodete Eva Perón,
“Parfait amour”, rebeca azul marino,
-”Maestro, le presento a Lupe Sino,
lo dejo en buenas manos, matador”-
Y, luego, el reservao en “Gitanillos”,
y, después, la paella de “Riscal”,
y, la tarde del manso de Saltillo,
un anillo y unas medias de cristal.
-”Niño, sube a la suite dos anisettes,
que, hoy, vamos a perder los alamares”-
de purísima y oro, Manolete,
cuadra al toro, en la plaza de Linares.
Habían pasado ya los nacionales,
habían rapado a la “señá” Cibeles,
volvían a sus cuidados
las personas formales.
A la hora de la conga, en los burdeles,
por San Blas descansaba el pelotón,
al día siguiente hablaban los papeles
de Gilda y del Atleti de Aviación.

Título: De purísima y oro
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)




Borja, como te “ajogues” te mato.
termínate primero el melón,
y luego las tres horas de la digestión,
hay que ver qué mal rato,
pero el niño no me quiere comer,
Borja, corazón,
te lo he dicho cienes y cienes
de veces, dobla esa toalla,
¡Qué hartura de playa!
pero mi marío quiere Benidorm,
sa jodío, si tonto no es.
Como el pobre mío
se queda en Madrid,
pa cargar las pilas
su cena en Manila,
su copa en Pachá,
Como te digo una “co” te digo la “o”
¿Y tú cómo vas?
tienes mala cara,
no me digas más,
si yo te contara…
falleció mi suegro,
me operé del quiste,
¿tú me ves más triste?
Y me doy con un canto en los dientes
porque a la presente,
y, cruzando los dedos,
lo puedo contar,
aunque, gracias a Dios,
yo no soy creyente,
con lo que una ha visto,
y que Dios me perdone,
no hay que ser muy lista.
Pa mí… Jesucristo
el primer comunista.
Como te digo una “co” te digo la “o”
¿Y las religiones?
Ponme una de cada,
que están rebajadas
en el Corte Inglés.
¿Y cual es la mejor?
Mire usted, la mía,
porque es de cajón
que algo tiene que haber.
Llámalo equis,
me parece bien.
Llámalo energía,
mejor todavía
¿Y los curas?
esos ni en pintura
¿Y el tarot, y la astrología?
me los hice ayer en la peluquería
¿Y el dinero?
el único Dios verdadero
¿Y Lutero y Buda y Mahoma?
con su pan se lo coman
¿Y qué opinas del Papa de Roma?
ese… un particular.
¿Pero a ti qué te voy a contar?
Fíjate que yo,
sin ser socialista
de las de carné
y hasta aquí del GAL
y de la corrupción,
que sí, que existió,
una mala gripe
que había que pasar,
pero te decía, como mi Felipe
pa mí que no hay dos,
y si no, tú misma,
porque el del bigote
no tiene carisma,
Como te digo una “co” te digo la “o”
y habrá quien lo vote,
que hay gente pa tó,
¡España va bien!
será para él,
si, total, le tocó en una rifa.
¿Y qué vas a hacer?
¿Votar al Califa?
Desengáñate,
srá muy honrao,
no digo que no,
y trabajador
y pico de oro,
pero desfasao…
Como te digo una “co” te digo la “o”
Pero a lo que iba,
el año pasao
pillamos un charter
de martes a martes.
Fue por esa agencia
si mujer, viajes el Halcón,
bien como experiencia,
¿que si nos gustó
La Habana? hija mía
¿no nos va a gustar?,
a una la reciben
con ese Caribe,
y ese malecón.
¿Y la gente?
legal, supermaja,
no sé, diferente
y eso que el dichoso bloqueo
los dejó, no digo que feos
porque feos no son,
y hasta el más negrito
tiene educación,
pero, pobrecitos,
flaquitos, flaquitos,
y sin libertad.
Que tengan la culpa Clinton o Fidel,
a mí, mire usted,
lo mismo me da.
Pa abreviar el cuento…
que no disfruté,
que no vuelvo más.
Porque, en España, aunque le pongas pegas,
sabemos vivir.
Sólo en Antón Martín
hay más bares que en toda Noruega.
Por cierto, el marisco
ni comparación.
Te cuento la cena:
los dos matrimonios,
Francisco, mi Antonio,
la Almudena y yo.
Hija, a la Almudena
la ví de estropeá,
de mi para tí
que está mal follá.
porque, la verdad,
guapa nunca ha sido,
pero, ese vestido
como de almacenes Arias,
iba de ordinaria,
pero a lo que vamos
¿que dónde cenamos?
en casa Tomás,
eh, de bote en bote,
pagamos a escote,
un kilo de gambas
con su Paternina,
su buena propina,
pacharán y puro
¿cuánto nos cobraron?
no llegó a dos mil duros,
tú dirás si es caro
y ¿frescas? de puerto de mar.
Y ¿limpio? con decir Tomás,
oye, que era lunes y había que esperar.
¡Joder con la crisis!
¿dónde está la crisis?
Y es que hay que saber saberse administrar.
Como te digo una “co” te digo la “o”
¡Qué cansada estoy!
Hoy, mi siestecita,
nadie me la quita,
y, si no pego el ojo,
o pongo en remojo
unas lentejitas,
o me quedo frita
lee que te lee.
¿Qué no te lo crees?
como te lo digo,
antes, yo leía, de higos
a brevas, de Corín Tellado
nunca había pasado,
y, resulta que un día,
todavía no me explico
yo a santo de qué,
mi cuñada Irene
viene y me regala
lo de Antonio Gala,
hija mía, me pongo a leer
y, oye, qué poesias,
si sabe de una
cosas que ni una
sabe que sabia.
Y con ese estilo
y con esa lengua
y con esa pluma.
Como te digo una “co” te digo la “o”
Una al vino vino
y al pan con tumaca,
y, sin ser polaca,
cuando quiero un socio
para los negocios
dame un catalán,
gente más decente
no voy a encontrar
El mejor cliente
de la gestoría:
Jordi Martorell,
no veas qué masía tiene en Calafell.
Y es que hay que viajar
antes de opinar
¿o todos los vascos
van con metralleta?
pues no, mire usted.
¿y están todos locos por ser de la ETA?
mire usted, tampoco.
habrá unos que sí
habrá otros que no,
si ha estado allí
habrá comprobao
que el problema vasco
es muy delicao.
Yo nací en Motril
y no le hago ascos
a un buen bacalao
a la Urdangarín.
¡Viva San Fermín!
¿qué no te has fijao?
mírame a los ojos
¿tiene un revolcón?
¿o es tonta la infanta?
¿te pido otra fanta?
lo pones al lado del Marichalar
y no veas lo que canta,
hija, no hay color.
Lo mismo que el Rey,
(y te tengo dicho que le tengo ley),
pero, la verdad,
no es un Castelar,
ni lo tiene que ser,
oye es un Borbón,
¿Pa que quiere más?
Y el pedazo reina
que lleva detrás,
que no se despeina
y hay que ver lo que manda esa buena mujer en la Corte.
Que es mucha familia
y, oye, la hemofilia
los ha respetao.
¿Y el príncipe azul?
Figúrate tú,
de los nervios todas
y él no quiere boda,
tan rubio, tan fino, tan tieso,
tan alto, tan cachas,
qué agobio,
hija, ¿Y la Sartorio?
a mi me da pena,
descompuesta, sin novio y tan buena muchacha.
¿Que no era princesa?
pero era persona,
Jesús, lo que pesa la corona esa,
más que el corazón.
¿Y la razón de estao?
Nos ha fastidiao
¡Que desinrazón!
A mí, que, al Borbón
lo pierdan las faldas,
mire usted, chapeau,
sin hijas bastardas
no habría monarquías,
lo dice hasta Ansón,
de qué come Ussía
ángel de la guarda,
cuánta hipcresía
Porque tiene gracia
¿esto es democracia?
¡Uy, las dos y veinte!
qué charla te he dao,
hoy sí me he pasao,
mañana hablas tú,
como siempre te callas…
Ven acá pacá, Borja, la toalla,
¿qué te has hecho en la frente?
¿Tú has visto qué cruz?
Bueno, Ana María
bésame a Vicente.
Carretera y manta,
lo que es otro día
nos traemos del súper las fantas.
(Como te digo una “co” te digo la “o”)

Para que baile mi Ro

Título: Como te digo una ‘co’ te digo la ‘o’
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina y Oliver
Música: Joaquín Sabina y Véliz
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)



Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,

Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.

Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.

Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.

Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.

Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

Título: Noches de boda
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)



Si te sale un grano en la nariz,
si te pide “coima” el porvenir,
si, el que te “jedi” la primera vez, falló,
si no sales en la foto,
si tu “jermu” se rajó,
busca en el control remoto,
la Biblia y el calefón.

Si te mete cuernos la ciudad,
si agoniza el rey del carnaval,
si te privatizan parte del corazón,
vacunate contra el miedo,
vamos a hacerte el humor
con Charly, Diego y Olmedo,
la Biblia y el calefón.

Si no juegas nunca de local,
si te ríes para no llorar,
si el “laburo” ingrato te afanó la ilusión,
no necesitas permiso,
vamos a hacerte el humor
con el flaco y el petiso,
la Biblia y el calefón.

Si no cantas ni en la ducha,
si se oxida el bandoneón,
si la vida sabe a trucha,
la Biblia y el calefón.

Título: La Biblia y el calefón
Año: 1999
Letra: Joaquín Sabina
Música: Alejo Stivel
Disco: 19 Días y 500 Noches (1999)